En un lugar en La Mancha, remanso de paz y naturaleza, a tan solo 12 kilómetros de la Ciudad Imperial, se encuentra Layos, municipio español perteneciente a la comarca de Los Montes de Toledo. Enclavado en la vega del Tajo y muy cercano a la capital, en este municipio encontramos elementos de interés histórico cultural como el Palacio de Layos o de los Condes de Mora. Edificio tipo castillo-palacio del s. XV, declarado bien de interés cultural en 1991, por el cual han pasado personalidades ilustres como la que fuera emperatriz de Francia, Eugenia de Montijo. Hoy es una propiedad privada y pertenece al Marqués de Oriol. También merece ser visitada la Iglesia de Santa María Magdalena y el viejo olmo que con más de 300 años, decora la plaza de esta pedanía con encanto.
En el año 2001 se inaugura el campo de golf de Layos, donde se celebran numerosos torneos de ámbito nacional e internacional, el cual linda con el arroyo y Embalse de Guajaraz, un entorno en plena naturaleza con magníficas vistas, que merece la pena visitar.
En este enclave, encontramos el Restaurante y Hostal El Tejar. Regentado desde el año 2009 por Antonio Castillo y su familia. Procedente del mundo de las harinas, cuarta generación de molineros harineros, decide abrir este establecimiento tras el cierre de sus harineras, sitas en Las Ventas con Peña Aguilera y en Corral de Almaguer. Apasionado del arte de transformar el grano en harina y vender después tan fino y nutritivo polvo blanco a las planificadoras, panaderías, etc., una vida entera dedicada a dicha actividad, se pone frente de este negocio familiar, junto a su mujer, Victoria Eugenia, y sus hijos, Antonio Jesús y Victoria, y emprenden este apasionante proyecto empresarial, que ya es, como dice el dicho, harina de otro costal. Ayer tuve la suerte de sentarme a la mesa con ellos a degustar una enorme cantidad de platos que generosa y abundantemente, me sacaron con motivo de mi visita estival. Croquetas caseras de bogavante, ensalada variada de la huerta con ventresca, cuchifrito al estilo El Tejar, horneado con patatas panaderas, delicioso y una de las especialidades de la casa, un exquisito arroz con verduras y setas. Surtido de frutas variadas, melón, piña y sandía y un postre casero que me dejó gratamente sorprendida, brownie de toffe y almendras con helado de vainilla. Licores artesanos de Talavera de la Reina y un café para cerrar tan grandioso ágape.
Tras una maravillosa comida en la que conversamos acerca de un sin fin de temas, desde la fabricación de la harina o la evolución de la misma, hasta las formas de gestionar las empresas y los clientes, el ayer y el ahora, el día a día del hostal y del restaurante, los sueños, las metas y las expectativas de esta gran familia, entre los cuales están el seguir ofreciendo calidad y un trato familiar, accesible y cercano a todos cuantos pasen por este encantador Hostal o por su restaurante.
El broche final, un estupendo y reparador baño en la piscina y la visita por último al Pantano de Guajaraz, donde pude contemplar un bello atardecer desde este bello espacio, donde se respira a la par belleza a raudales y quietud y paz. Un día inolvidable, una oportunidad única para desconectar del mundanal ruido, como decía Fray Luis de León y conectar con las raíces profundas de nuestra historia, tanto cultural como gastronómicamente hablando.
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