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domingo, 14 de septiembre de 2014

#CHARLIECHAMPAGNE ~"Abre los ojos. Despierta. El Paraíso está aquí, devuelta."~

"Abre los ojos. Despierta.
El Paraíso está aquí, de vuelta.
Con todos y todo,
en la luz pasajera. 
Es (no hay otro) esta tierra:
mesa de encuentros, 
cuna de ausencias. 
El Paraíso está aquí, 
a la espera. Abre tus ojos
que abren sus puertas. 
Despierta. Está aquí.
No es la dicha. 
Es la presencia." 

(Eduardo Mitré)

CHARLIE CHAMPAGNE (C/Segovia 17, Madrid).

Paraiso es allí donde uno se siente seguro, querido, feliz y en paz. Paraíso es para mí, es un estado de ánimo, es cuando me siento feliz y satisfecha. Una persona, un libro, una película, un paisaje, un lugar e incluso un plato de comida, son capaces de despertar ese estado de plenitud en mi persona. . Hay momentos en los que parece que convergiesen pasado, presente y futuro, como si el tiempo se tornara inmóvil, dulce y plácidamente. Todo cobra sentido, valor y significado. En ocasiones ocurre que  la vida nos muestra su lado más amable y jugoso. Toda experiencia, acaba dando fruto. Y es a base de persistencia, ganas, constancia, amor, coraje y como no, paciencia, como esto ocurre. ¿No dicen que todo esfuerzo tiene su recompensa? Abrir nuevos caminos, depende de uno, y esas nuevas sendas, para mí, son el paraíso el noventa por ciento de veces. Los sueños se cumplen cuando se trabajan. Charlie Champagne, pequeño restaurante situado en la castiza calle Segovia 17, es sin duda un ejemplo. Mi experiencia allí ha sido, hasta ahora, gratificante y satisfactoria. Acogedor y cálido, se muestran risueños y dispuestos a atenderte con una sonrisa nada más entras.  Sentarse en cualquiera de sus mesas invita a dejarse llevar y a disfrutar con todos los sentidos de un lugar con encanto y de una atractiva oferta gastronómica. Tras el descorche de una fantástica botella de Champagne, comienzan a llegar uno por uno, los sabrosos y suculentos platos elegidos a conciencia por Carlos Durán, chef ejecutivo,  autor de la carta. De la mano de su segundo de cocina, Jonatan Rivera y el resto del equipo, consigue conquistarme y enamorarme hasta el punto de tener la sensación de que el tiempo se hubiera detenido. Mientras tanto, pareciera que me encontrase en un pequeño Paraíso gastronómico. Mágico, cosmopolita, íntimo y delicioso.  Sin duda, lo recomiendo, y por sí a alguno le quedan dudas, no hay que irse muy lejos para encontrar nuestros Edenes particulares.